viernes, 16 de noviembre de 2007

Hoy me topé con un ángel disfrazado de todos mis prejuicios.


Hoy me topé con un ángel disfrazado de todos mis prejuicios.
Cegado, arremetí contra todo. Me adelanté en el tiempo y viví uno de mis más endiablados días.
La noche anterior la pasé en las quintas, a una cuadra del bulevar Sinaloa. El stop derecho de mi carro amaneció reventado. Alguno de esos culichis, dije dentro de mí.
En lo que me subía al carro, con mi AK47 mejor conocido como cuerno de chivo, arremetí contra todas esas camionetas que se pasan los altos, deshice con toda mi furia cada uno de los carros estacionados en doble fila y mandé encobijar a todo aquel que fuese manejando una hummer. Es decir, a Presunto López, a Sicario Martinez y a Malandro Jimenez los desaparecí de la faz de la tierra.
Al encender mi carro me di cuenta que había una nota en el parabrisas. Era Leopoldo, el ángel: amablemente pedía una disculpa y dejaba su teléfono para reparar los daños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es asombroso poder encontrar un ángel en estos días y que este te pueda regresar un iPhone olvidado en conocido restauran estadounidense. Aun el bien ronda en nuestras calles....